El día 29 de abril tuvo lugar la inauguración del acueducto de la comunidad rural Km. 8 (barrio San Antonio) y de la cancha de baloncesto de la comunidad Km. 7 (en Azua, República Dominicana).
Con estas dos últimas infraestructuras completadas finalizó un proyecto que ha durado casi tres años, realizado con la colaboración de la Parroquia La Sagrada Familia, al cargo de la Comunidad de San Pablo, y las organizaciones FUNDASEP (de la República Dominicana), Manos Unidas y Nuevos Caminos (estas dos últimas de España).
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El proyecto beneficia a más de 2.000 personas, con componentes educativos, de salud, de generación de ingresos y en especial de infraestructuras, como la cancha de baloncesto y los dos acueductos comunitarios que se han podido construir, en Cañada de Piedra-Altagracia y en el Km. 8.
Se acabó el tener que sufrir la escasez de agua y el transporte a pie, cargando bidones por largas distancias bajo el sol. Ahora el agua está en cada casa gracias al esfuerzo de muchos, en especial de las comunidades participantes.
La celebración de fin de proyecto tuvo cantos, baile, discursos, bendiciones, comida y sobre todo mucha alegría. ¡Gracias a todos los que participaron y colaboraron las vidas de muchas personas han mejorado significativamente!
Hace ya más de dos años que en la Comunidad de San Pablo nos propusimos llevar agua potable a las 16.000 personas que viven en la población de Wonji, en Etiopía. Hoy podemos celebrar que ese sueño se ha hecho realidad.
En la primera fase del proyecto se compró e instaló una bomba de agua en un pozo cercano al río Awash y se construyó un depósito para almacenar el agua bombeada. En la segunda fase se realizaron los trabajos de canalización de 4.400 metros de tuberías desde el depósito hasta el pueblo de Wonji. Durante el pasado mes de septiembre se construyeron dos fuentes públicas en el pueblo y se formó un comité de agua, al que se dio capacitación para encargarse del mantenimiento, reparación de las infraestructuras y administración del suministro de manera adecuada para todos los habitantes de Wonji.
Finalmente, con gran expectación por parte de la comunidad, se inauguraron las fuentes. Es difícil expresar con palabras la alegría de la gente al ver cómo salía el agua tan esperada. Hoy todos hablan en el pueblo de que hubo un antes y un después, desde el momento en que las familias pudieron tener acceso al agua cerca de sus viviendas: sus vidas cambiaron, y nos alegramos inmensamente con ellos por tal logro.
